El tapón de leche que cobró vida

Había una vez que niño llamado Aitor que se tuvo que quedar en casa con su papá, su mamá y su hermana recién nacida llamada Abril, porque al parecer el malvado Coronavirus nos les dejaba salir de casa.

Aitor pasó los primeros días jugando con sus juguetes, viendo películas y leyendo todos los cuentos que tenía por casa, pero un día su mamá le dijo:

– Aitor, la profe nos ha dicho que tienes que trabajar. 

Así que Aitor corrió a por su mochila y pensó que por fin podría volver a clase con sus amigos.

Su mamá se sentó a su lado y le explicó, que el presidente del Gobierno, el “jefe” del país, había decretado el Estado de Alarma y no podíamos salir a la calle. 

Por eso, su profe Raquel, le había empezado a mandar las cosas que antes hacían en clase, para hacerlas desde casa. 

Lo primero que le dijo fue: – Aitor ves al frigorífico, busca un brick de leche y cuando se acabe, lávalo y después guárdalo.

Aitor no sabía que quería decir su profe, ni para que iba a usar él un brick de leche en clase,….,pero eso hizo. 

Esa misma noche, se terminó la leche, lavó el brick y lo guardó con cariño. Al día siguiente, su profe le dijo que siguiera haciendo lo mismo todos los días.

Pero que ahora no guardara todo, ahora solo tenía que guardar los tapones del brick de leche.

Aitor cada día estaba más intrigado, pero eso hizo. Así, hasta que llegó el décimo día. Ese día, su profe le dijo que ya tenía todo lo que necesitaba y que se lo llevara a su mesa de trabajo a la mañana siguiente. Aitor por fin iba a saber para que le había pedido Raquel que guardara tanto tapón.

-Aitor, ¿nos enseñas los tapones que has conseguido? Le dijo Raquel.

-Aquí los tengo todos seño, lavados y junto a mis libros como nos pediste.

Ahí estaban todos los tapones, uno detrás del otro.

-Perfecto Aitor ¡Un gran trabajo!

Le dijo Raquel, su profe: – Ahora quiero que vayas a por el brick de leche.

– Este brick de leche será tu caja de los secretos, en él meteremos miles de historias matemáticas y con ellas volarás todo lo alto que quieras.

Aitor no sabía qué decía su profe, se había vuelto loca… Pero entonces empezó a imaginar que era un famoso  arqueólogo en busca del tesoro perdido y le encantó la idea.  Fue a por su brick de leche y lo convirtió en una bonita caja de tesoros de Aitor.

Al día siguiente, Aitor jugó con plastilina y su profe le pidió que metiera el primer tapón en su caja de tesoros..

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 9 tapones. El 1º estaba ya guardado.

– Hoy jugaremos con tapones, pero recuerda meter uno de ellos en tu caja de los tesoros antes de que empecemos jugar, les dijo Raquel a todos sus alumnos y alumnas..

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 8 tapones. 2 ya estaban guardados.

– Corre Aitor, levanta de la mesa y corre a la habitación de los juegos a por legos y piezas de playmobil…vamos a hacer una torre. Y recuerda, guarda otro tapón en la caja de leche.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 7 tapones. 3 ya quedaron guardados.

Y para hoy necesitaremos un plato, intenta que sea de plástico y cartón, jugaremos a pintarle.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 6 tapones. 4 ya quedaron guardados.

– ¿Qué tal si hoy buscáis por la habitación 10 peluches?. Dijo Raquel

-Yo tengo un montón, pensó el protagonista de nuestro cuento, que no se me olviden Bolita, Thor y Elmo.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 5 tapones. La otra mitad, ya estaba guarda en la caja.

-Aitor ¿Te gustan los huevos? Pregúntale a mamá o papá si tenéis alguna huevera vacía en casa y tráela. Hoy la vamos a usar.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 4 tapones. 6 ya estaban guardados en la caja.

-Hoy os voy a pedir algo que al principio del confinamiento parecía que se iba a agotar…Bingo! Rollos de papel higiénico, a ser posible ya gastados, solo necesitaremos el cartón de dentro.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 3 tapones. 7 ya estaban guardados en la caja.

-Para el octavo día os voy a pedir lo primero que seguro pusisteis encima de la mesa el día que os dije que nos quedábamos en casa trabajando: Folios, y sí Claudia, pueden ser de colores.

Y encima de su mesa, ya solo quedaron 2 tapones. 8 ya estaban guardados en la caja.

-¿Sabéis lo que es un geoplano? Hoy vamos a hacer uno con una placa de lego y gomas elásticas. Aprenderemos que es un triángulo y po qué algunos se llaman equiláteros y otros isósceles.

Y encima de su mesa, ya solo quedaba el último tapón. 9 ya estaban guardados en la caja.

– Para el ejercicio final antes de cerrar nuestra caja durante los próximos 10 días, necesito que busquéis palillos y plastilina.

Y sobre la mesa ya no quedó ningún tapón. Los 10 tapones que le había pedido la seño a Aitor estaban guardados en la caja.

En la clase de Aitor había algo muy importante que hacían todos los días: cuidar las plantas. Ese día, cuando todos los tapones estaban guardados en la caja, Raquel les dijo a todos, que cuidasen su caja, como si fuera cualquiera de todas las plantas que habían tenido que dejar solas en clase. Eso sí, que le de el Sol, pero no se os ocurra regarlo y perderá toda su magia. Si lo hacéis bien, dentro de 10 días podremos ver que la magia existe.

Aitor siguió cuidando de su caja día y noche. Cuando se iba a la cama, mientras dormía soñaba que la caja cobraba vida. Pero eso era imposible.

Al llegar el décimo día, Raquel les pidió uno a uno, que fueran abriendo sus cajas. Y la sorpresa más maravillosa del mundo salió caminando de ahí dentro… Los tapones de leche habían cobrado vida y ahora eran un maravilloso amigo con el que descubrieron que las matemáticas eran mágicas.

Aitor sacó su cámara porque pensaba que lo que estaba viendo era imposible. Pero lo que no supo hasta años después, es que su profe sí que hacía magia.

Aitor se había enamorado de las matemáticas jugando.

Autora: Alejandra Fernández

 

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